Volcar todo lo que uno siente en otros humanos a veces no es tan sano. Dentro de mis objetivos de crecimiento personal está aprender a poner el centro en mí misma, es importante no tambalear tanto si 'el otro' no hace lo que uno espera.Por ahí uno de los pasos para conseguir cierta independencia es estar más firme en las propias convicciones. Es una construcción interna en el día a día, intento cuestionarme lo que quiero y lo que no todo el tiempo. Y aunque resulta medio tedioso y por ahí llega a ser desgastante, creo que a la larga es como un antídoto contra el acostumbramiento a situaciones que no deseamos.Me explico, una manera de evitar vivir en una realidad que no se desea, como es el caso de muchas personas, puede ser preguntarse a diario si se está conforme con las elecciones hechas, plantearse seriamente la idea de que somos creadores del propio destino, que el caos lo creamos nosotros en nuestro afán de encontrar un equilibrio.A veces me siento abrumada por la sensación de un destino nefasto, traducido en simples pensamientos autodestructivos del tipo 'todo me sale mal', 'esto no es como quisiera, pero no sé/puedo cambiarlo', 'es injusto que me pase esto a mí', etc., etc... Y en realidad es -casi todo- una cuestión de actitud.En cuanto al impacto de las acciones o actitudes de otras personas, creo que se debe en gran parte a que uno tiende a insertar los conceptos que tiene de esas personas en de los esquemas mentales propios. Encasillar a otros dentro de ciertos parámetro que uno predice, imagina o inventa que tienen sus personalidades lleva a que una actitud de ellos que quede fuera de dichos parámetros sea percibida como desilusión, desencantamiento o como una falta de consideración. Mucho de esto se puede evitar intentando no idealizar a los demás, pero también es cierto que si se quiere que los otros encajen dentro del statu quo propio, se debe aprender a expresar lo que se necesita.Con todo esto, trato de definir mi tendencia a los pensamientos absolutos, los considero negativos, irracionales, autodestructivos, infantiles. Tengo que aprender a ver las cosas desde otras perspectivas, de tener en vista el hecho de que todo es relativo y depende del estado de uno en ese momento, del lugar de donde se lo mire, de las ganas, y de muchos otros factores externos.
[...] Newton estuvo muy preocupado por la falta de una posición absoluta, o espacio absoluto, come se le llamaba, porque no concordaba con su idea de un Dios. De hecho, se rehusó a aceptar la no existencia de un espacio absoluto, a pesar incluso de que estaba implicada por sus propias leyes. Fue duramente criticado por mucha gente a causa de esta creencia irracional... [...]
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