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Sunday, February 21, 2010

Permeabilizar la mente mientras aún se está a tiempo.~

El otro día al salir del curso al que estuve yendo toda la semana, me puse a pensar un par de cosas que quiero escribir para no olvidarme, porque me pasa que cuando tengo ese tipo de pensamientos me digo a mí misma que sería muy bueno ponerlos en práctica, no olvidarlos, transmitirlos... Y después puff! Uno vuelve a la realidad de la vida cotidiana y todo se esfuma... Como si esos pensamientos locos que por cierto eran tan intensos, sólidos, bien fundados, se hubieran escondido de la conciencia.

Es curioso, quizás uno los esconde porque hacerse cargo de ellos es demasiado pesado: vivir con ellos, que te respiren al lado, llevarlos al trabajo o la facultad, que se bañen con vos, te persigan hasta la almohada... A veces todo eso implica una carga más y bastante pesada. De todas maneras, ellos no dejan de viajar en los libros, en una agenda o anotador, en el hombro de uno o en el fondo de una mochila.

Permeabilizar la mente mientras aún se está a tiempo. Lograr apertura mental, flexibilidad de pensamiento. ¡Qué terrible sería despertar un día con pensamientos fijos, con una visión de la vida armada y estática! ¡Qué desesperante escucharse decir "Mirá, las cosas son así."! Y es que llega un momento en la vida, no sé bien cómo ni cuando, supongo que es un proceso largo, en el que uno ya tiene su versión de las cosas, su filosofía, su verdad absoluta, su experiencia. Y contra eso no hay nada que hacer. Es conocida la cara de escepticismo que pone una persona mayor (o no tan mayor en algunos casos) cuando alguien le intenta explicar otra versión de las cosas. Por más que asiente con la cabeza y luego pronuncie un débil "Mmm... puede ser...", la expresión escéptica no desaparece, no se borra; y en los peores casos se puede confundir con un gesto de desprecio.

Y me pienso en esa situación, en esa etapa. Supongo que lo que quiero transmitir es justamente eso, el no ser de esa manera o más bien el ser de otra. Después de todo lo que vale es el capital intelectual que dejamos, o al menos de esa manera quiero pensarlo... No quiero fijarme la meta de una estabilidad económica para las generaciones futuras, sino poder darles las herramientas necesarias para que subsistan en este mundo cambiante. Y de cualquier manera, no se trata sólo de dejar algo a una descendencia, sino que esta es una forma simbólica, directa, inmediata... Si se logra sacar esos pensamientos del bolsillo, los libros o la cartera, entonces impregnarán cada lugar, cada mente con la que entre en contacto.

No es fácil lograr que los pensamientos interesantes no se escondan. Cada vez me cuesta más. Cada día me encuentro más alienada con el mundo en el que vivo. Una vez que estás dentro es difícil ser uno, es difícil no ser uno más. No empezar a construir tu verdad de las cosas, en defensa de lo que pueda decirte cualquier otro.

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