40 días respirando. 40 días intentando centrarme en mi misma.
Después de todo es lo que uno necesita para ser feliz, no? Estar centrado en uno.
Mi mente sigue oscilando, me cuesta detenerla. Sigue de pasado a presente, todo el tiempo, casi sin descanso. La ilusión de paz interior se va diluyendo y me invade, una vez más, aquella negatividad que una vez se instaló en mi (en todos?) y decidí darle la bienvenida.
Me invade, me contamina, me sofoca.
Es aquella soledad.
Es esta soledad que tan bien conozco.
Es mi ego, es las cirscunstancias,
es mi mente que ya no es una sola con el mundo.
Ahora estoy sola de nuevo.
Y esta mente ahora piensa en kilómetros de distancia que la separan de otras mentes,
no sólo metafóricamente.
La distancia, la soledad, el hambre, la crueldad, las diferencias,
la desigualdad, el frío, el planeta, los animales, los viejos,
el futuro, el pasado,
el absurdo...
Siempre tiene una nueva carta para jugar.
Me es tan difícil controlarla.
Ahora pienso que la domino, ahora me sorprende con un nuevo giro,
un nuevo contra-argumento que me tira abajo cualquiera de mis planteos.
Pero todo pasa, o eso dicen.
No creo poder llegar a dominarla por completo,
pero volverá el momento en el que este yo al mando,
mañana quizas o dentro de un rato.
Labels: nonsense